“La bioeconomía se puede definir como aquellas partes de la economía que utilizan recursos biológicos renovables de la tierra y el mar, como cultivos, bosques, peces, animales y microorganismos, para producir alimentos, materiales y energía” (EC 2020). En el futuro, se espera que la bioeconomía transforme el actual sistema económico basado en fósiles en uno más sostenible que tenga en cuenta varias dimensiones, como la seguridad alimentaria, la escasez de recursos y el cambio climático. El mundo se enfrentará a una demanda creciente de alimentos y energía debido a una población en constante aumento. Por lo tanto, deben fomentarse las energías renovables y las tecnologías eficientes en el uso de recursos que aumenten la productividad en la agricultura, la silvicultura y la acuicultura. Al mismo tiempo, este proceso debe ocurrir dentro de los límites planetarios y sin poner en peligro nuestros ecosistemas y biodiversidad. La bioeconomía en la agricultura también significa un aumento de la productividad al tiempo que reduce las pérdidas en la producción, almacenamiento, transporte y procesamiento de alimentos.
La bioeconomía tiene como objetivo garantizar la seguridad alimentaria y aumentar el uso innovador de los recursos en una sociedad competitiva de una manera amigable con el medioambiente natural.